No conocíamos demasiado de la provincia de
Burgos y buscando me había anotado 3 destinos muy interesantes. El primero
Covarrubias.
Este pasado señorial ha dejado múltiples de
casas blasonadas y un patrimonio que merece la pena conocer.
Las casas con fachada de adobe dan un carácter
de otro tiempo.
La ciudad estaba amurallada y aun se
conservan parte de las murallas
Una cosa muy curiosa de este pueblo es que en
su colegiata está enterrada una princesa noruega, motivo por el que, según nos
contó la guía de la colegiata, vienen algunos noruegos a visitarla.
La visita a la Colegiala de San Cosme y San
Damian es imprescindible.
Otro de los monumentos importantes de
Covarrubias es el Torreón de Fernán Gonzalez
Salimos de Covarrubias para ir a hacer un
corto paseo por el Desfiladero de la Yecla.
Nos lo habían recomendado y fue una muy buena
recomendación.
Aunque el desfiladero no es muy grande y se
recorre en 15 o 20 minutos merece mucho la pena acercarse a verlo y además está
muy cerca de Santo Domingo de Silos (donde no fuimos ya que lo conocíamos y
preferíamos descubrir otras partes de la provincia)
Y nuestra última parada sería en Lerma.
Esta ciudad fue un regalo del Rey Felipe III
a Francisco de Sandoval, al que concedió el título de Duque de Lerma.
El rey no estaba muy por la labor de reinar,
solo quería fiestas y misas y por esto el duque de Lerma era el que realmente
tomaba las decisiones de la corona.
Vivía en el palacio que ahora es el parador y
tenía pasillos (no túneles) por los que podía ir a las partes más importantes
de la villa sin tocar el suelo y sin mezclarse con la plebe.
Con una merienda en el Palacio Ducal
terminamos nuestra visita a Lerma.
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