Última
etapa de nuestro viaje por Colombia. Cartagena de Indias.
Llegamos en coche desde Santa Marta. Un viaje
a través de Colombia viendo pasar pueblos, ciudades etc. Creo que no se conoce
un país solo viendo sus ciudades, hay que ir por las carreteras y ver el día a
día de los pueblos y ciudades, que de otra forma no verías por no tener grandes
catedrales o históricas atracciones.
llegamos a Cartagena y nos fuimos
directamente al hotel a dejar las mochilas. Acertamos con el Hotel Casa la India Catalina
Muy
céntrico, confortable y nada ruidoso
Desde el primer momento Cartagena nos recordó
a La Habana. El ambiente de las calles, la gente por todas partes vendiendo
fruta....
Como en el resto del país las casas están
pintadas con alegría y es esa misma alegría la que se respira en la gente.
Nuestra primera comida fue en San Valentín.
No teníamos mucha hambre pero comimos genial y a muy buen precio.
Andamos
sin rumbo. Queríamos perdernos e ir descubriendo, íbamos a estar 4 días y
teníamos tiempo de hacerlo poco a poco
El primer sitio que nos encontramos y al que
decidimos entrar fue el Convento de Santo Domingo y su iglesia.
Se
encuentra en la plaza con el mismo nombre donde hay varios restaurantes y
sitios donde tomarse un zumo o un refresco.
En la calle te encuentras con las típicas
cartaginesas y sus coloridos trajes. Te venden frutas de todos los tipos y
siempre están dispuestas a regalarte una sonrisa...a no ser que quieras una
foto...esto se paga. Son las Palenqueras.
Cuando
se acercaba el anochecer nos fuimos hacia El Café de Mar, en el hotel nos
habían recomendado verlo desde aquí.
Buscando
un sitio donde cenar nos encontramos música y bailes en la Plaza Bolivar
Un día
completo en la ciudad más colonial de Colombia.
Nuestro
segundo día en Cartagena se lo íbamos a dedicar a Gabriel García Márquez.
Habíamos
contratado una excursión que te acercaba a los sitios de la ciudad donde de una
forma u otra había dejado el escritor una parte de su historia.
2
simpatiquísimas guías nos fueron contando, casi interpretando, toda la vida y
experiencias que el premio Nobel compartió con esta ciudad.
Nos
encantó el tour, lo pasamos genial oyendo historias y anécdotas que nos
recordaban a partes de libros que habíamos leído y que dejaban de ser ficción
para pasar a ser recuerdos.
Supimos de la mujer de Gabo, Mercedes, a la
que Gabriel ya pretendía cuando ella era menor de edad. También que su familia,
la de ella, no estaba muy a favor de esta relación y es que un escritor muerto
de hambre no era precisamente lo que habían pensado para su hija.
Cuando Gabo llegó a Cartagena esta ciudad
tenía toque de queda, fue por la época del Bogotazo. Estaba sentado en un banco
de la Plaza Bolivar cuando la policía le avisó de que a esas horas no se podía
estar en la calle. Gabo les explicó que no tenía donde estar y estos le
ofrecieron dormir en el calabozo. Así es como pasó la primera noche en Cartagena
Gabriel García Márquez.
Gabo para poder escribir se iba al
prostíbulo, a cambio de cama les escribía cartas a las putas.
Decía que por la noche había mucho jaleo pero
que era el mejor sitio para poder escribir durante el día en paz.
En Colombia, dentro de la "Campaña de
educación sexual" los jóvenes leen "La historia de la abuela desalmada".
"Historia de un naufragio" lo basó
en un hecho real. El verdadero naufrago pidió a Gabo derechos de autor, ya que
era su historia. Gabo le contestó. La historia no es de quien la vive, sino de
quien la escribe.
El personaje de Amaranta de "Cien años
de soledad" se basó en una tía de él que está enterrada en Cartagena. Las
guías nos contaban que en esta ciudad cuando llueve, el olor a tierra atrae a
los niños, y que si te descuidan comen la tierra como otro personaje de
"Cien años de soledad", Rebeca.
Otra curiosidad es que Gabo para poder
escribir siempre tenía que tener flores amarillas...flores que hay por todas
partes en Cartagena
Todos los días iba a la Plaza del Reloj a
hablar con sus amigos y a comer una muñeca de leche, un dulce que
tuvimos la oportunidad de probar ya que aun se venden en los puestos de esta
plaza.
Disfrutamos muchísimo con el paseo, nos
tomamos unos zumos de lulo y corozo, frutas que no se si volveremos a ver más y
después comimos en el restaurante El Anacardo. Comimos fenomenal, aunque no
tenían demasiados platos típicos.
Y sin descanso después de la comida nos
fuimos hacia el parque del Manglar.
Un parque dentro de un manglar que está lleno
de estatuas de los personajes colombianos más celebres. Y no podía faltar el
protagonista del día.
Y
dando un paseo nos fuimos hacia la última visita del día. El Fuerte o Castillo
de San Felipe
Las vistas desde aquí son de las mejores de
la ciudad.
Es interesantísimo ver el video donde se
explica la historia del fuerte y de cómo este sirvió para defender la ciudad de
los piratas ingleses pagados por el reino inglés para saquear las ciudades
americanas.
Y muy cerca del castillo se encuentra la
plaza de las Botas viejas. Una obra de Tito Lombana homenaje a un poeta
cartagenero llamado el Tuerto.
Bueno, el día no daba para mucho
más que para ir a refrescarse al hotel, salir a cenar y descansar para
disfrutar al máximo de nuestro penúltimo día.
Ni nos planteamos el ir a una de
las preciosas islas a pasar un día de playas caribeñas con agua esmeralda.
Queríamos disfrutar a tope de lo que nos quedaba por ver de Cartagena.
Callejeando encontramos el Portal
de las reinas, donde están las fotos de todas las que han tenido ese honor.
No se muy bien como definirlo.
Al igual que en otras ciudades de
Colombia, no podía faltar el Museo del Oro.
Cerca del palacio del museo de arte contemporaneo hay unas calles llenas de esculturas metálicas representando los diferentes
oficios.
Una estatua al misionero Pedro
Claver. Un héroe de la época que el mismo se apodó como "El esclavo de los
negros". Ayudó mucho a los que de verdad necesitaban ayuda en esa época de
abusos y esclavitud..
No lo teníamos muy claro, pero
como nuestras simpáticas guías del tour de Gabriel García Márquez nos lo habían
recomendado, entramos al Museo Naval.
La verdad es que nos gustó. Como
ya habíamos tenido una buena introducción en el Castillo ahora acabábamos de
informarnos de las guerras y batallas en el mar por defender la ciudad.
Y además un maqueta de submarino
en la que te puedes sentir como si tú mismo los dirigieras.
Pasamos más tiempo del que pensábamos
en el museo y aun queríamos hacer otra visita antes de comer. El santuario de
Pedro Claver, El esclavo de los negros. Pero antes un zumito.
Nos encantó este museo y además
nos pillo un fuerte aguacero mientras lo visitábamos, lo que nos recordó lo
buena que había sido la decisión de no ir a las islas.
Es mucho el merito de este
misionero que defendió a los negros en una época en la que se discutía si
tenían alma.
Tuvimos que esperar que pasara la
lluvia, y en cuanto amainó nos metimos en el Restaurante Candé, ganador del
Premio a la mejor cocina de Cartagena.
Después
de una fantástica comida y de una siestecita (que a estas alturas nos hacía
falta) nos dirigimos hacia el barrio de Getsemaní.
Este es
el barrio cool de la ciudad, moda, ambiente moderno y muchos hostales o
albergues para mochileros.
La plaza de la Trinidad está
adornada por un monumento de tres estatuas a la memoria de Pedro Romero, mulato
cubano que lideró el movimiento de los lanceros de Getsemaní, grupo de
artesanos que batallaron en las primeras manifestaciones independentistas de
Cartagena, en 1811.
No es muy grande y con una tarde de callejeo nos fue suficiente para visitarlo
Desde Getsemaní hay unas muy
buenas vistas de la fortaleza
Esto se acaba....nos volvimos al
centro y para terminar donde habíamos empezado nos decidimos por San
Valentín. Cenamos allí y salimos bajo la
lluvia que nos despidió de Cartagena. Al día siguiente teníamos el vuelo de
vuelta. pena penita pena....
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