lo
primero descargar maletas y salir a dar una vuelta por la ciudad.
Las
ciudades parecen grandes mercados ya que todo el mundo intenta hacer negocio
con lo que tiene.
No hay
fabricas o comercios en los que trabajar por lo que la gente tiene que buscarse
la vida y vender lo poco o mucho que pueda cultivar o fabricar.
Tampoco
creo que hayan normas o impuestos por lo que cualquiera puede plantar una mesa
y a ver qué pasa.
Nos
metimos en una tienda donde un hombre nos enseñó como con latas de bebida
fabricaba coches, motos o cualquier miniatura...una maravilla..no pudimos
resistir el comprarle algo aunque solo fuese por la currada que se pega.
En el
paseo nos encontramos a una profesora de español que con mucha vergüenza me
preguntó ¿eres de Granada? vaya!! ¿por qué de Granada?, pues no sé, por empezar
conversación...
Nos
dijo que era la primera vez que oía españoles en su ciudad y que llevaba muchos
años dando español en una escuela, estaba muy emocionada pero también muy
avergonzada y no paraba de pedir perdón por asaltarnos en mitad de la calle...un encanto de mujer....
Al día
siguiente salimos a dar un paseo en pousse-pousse, tal y como en la India aquí
tiran de ellos corriendo, sin bici o moto como pasa en otros paises.
Tienen
una gran avenida asfaltada que da a un antiguo hotel donde antaño se alojaban
las más ilustres visitas.
Ahora
se encuentra prácticamente abandonado.
Luego
fuimos a la catedral la cual estaba cerrada pero personalmente me encargué que pudiéramos
visitarla preguntando (o mejor dicho haciendo que la guía preguntara) en un
centro religioso cercano de donde salió un hombre que nos abrió la iglesia y nos
dejó realizar la visita.
Luego
fuimos a Atsena Kely para visitar su mercado.
nos
encontramos, ya de viaje, un improvisado mercado de cerdos......llamábamos un
poco la atención nosotros en medio del mercado haciendo fotos y nos convertimos
en el atractivo del momento.
paramos al lado de un puente derruido y un grupo de niños se nos acercó para cotillear un poco a estos pálidos extranjeros que vete tú a saber de dónde han salido
En
ese momento es en el que me di cuenta de cuánto les gusta que les hagas fotos,
sobre todo si luego se las enseñas en la pantalla de la cámara...se parten de
risa viéndose reflejados en la
cámara e incluso alguno más pequeño se puso a llorar (pensaría que esto muy
normal no era)
Llegamos
a Ambositra donde visitamos el mercado artesanal de madera y donde comimos y
pudimos celebrar mi cumpleaños bebiendo un vino sudafricano y comiendo una
tarta que N se encargó de conseguir.
Y seguimos
camino a una zona donde los hombres en invierno salen a la calle tapados con su
mejor manta o sábana.
aprovechamos
que pasábamos por un poblado y paramos para flipar un poco con la gente del
lugar...más pictórico no podía ser el lugar..o mejor dicho su gente.
Sin
duda me llevo una maravillosa impresión de los malgaches, por suerte aun no
están hartos de los pesados turistas como nosotros, aun somos un fenómeno a estudiar,
por lo que puedes pasear entre ellos y fotografiarlos sin problemas ni malas
caras.
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