Goree es la Cartagena de Indias de Senegal.
Una ciudad preciosa, un paraíso en este país. Calles limpias, nada de basuras,
edificios en pie que no te dan la sensación de que se te van a caer encima.
El ferry solo tarda 20 minutos en llegar
desde Dakar y en todo momento tienes a vista la isla y el puerto de Dakar.
En el barco se nos sentó al lado una
vendedora de un puesto de Goree. Nos explicó que hay mucha competencia y por
eso ella tiene que hablar con los turistas en el barco para convencerlos y que
compren en su tienda. El caso es que era muy simpática y solo por eso al día
siguiente fuimos a su tienda y le compramos un par de cosas que ni
necesitábamos ni habríamos comprado de otro modo.
Llegamos a nuestro Hotel Madou, dejamos trastos y nos fuimos a recorrer la isla.
La isla estaba llena de cárceles donde
encerraban a los esclavos que habían capturado por toda África. Aquí los
retenían hasta que llegaban los barcos que los llevarían a América para
venderlos.
A los que estaban enfermos los tiraban
directamente al mar.
el monumento más famoso de la isla, traído desde Guadalupe.
En la isla no hay sitio para más gente por lo
que el cementerio se encuentra en Dakar. No hay ni un solo espacio para
construir.
Al día siguiente subimos a la terraza de
nuestro hotel a desayunar. Hay una vista de casi toda la isla y parece mentira
pero hacía frío.
Teníamos una vista contratada para que nos
explicaran un poco la historia de la isla. Nuestro guía de la isla nos pareció
muy buena persona, estaba aprendiendo español en su casa para añadir nuestro
idioma a su repertorio y se defendía perfectamente.
En la iglesia mayor estaban dando misa, así que la vimos desde la puerta.
Subimos a la parte alta de la isla donde se
encontraban todos los cañones y artefactos de defensa, también los bunkers que
ahora son usados como viviendas.
Los franceses destruyeron todos los cañones
cuando abandonaron la isla para que los habitantes de la misma no tuvieran nada
con que defenderse en caso de que retornaran a reconquistar.
la isla está llena de artistas de todo tipo.una visita ineludible es el Museo de los esclavos.
Te puedes acercar a una
remota idea de lo que sería esta cárcel para los esclavos que pasaban semanas
aquí hacinados, mal comiendo, sin posibilidad de aseo y tratados como ganado. Increíble
que esto haya sido parte de la historia de nuestra inhumanidad.
Cogimos el ferry de vuelta antes de comer
para terminar nuestras últimas horas del viaje en la capital. Dakar.
Dakar no tiene demasiado atractivo, pero
aprovechamos que era domingo ya que nos habían avisado que otro día de la
semana habría sido imposible dar una vuelta por los mercados de la ciudad.
Pasamos por algunos de los más importantes edificios y por la playa mayor.La catedral estaba cerrada, los domingos por la tarde no abren.
Comimos nuestra última comida senegalesa
cerca del Mercado Kermel.
De allí fuimos al Mercado SandajaEl que más nos gustó fue el Mercado Soumbedioune ya que allí encontramos cosas interesantes para comprar. En general en todo el país hay que destacar que no son nada pesados, aceptan un no casi a la primera lo que hace muy agradable pasear por los mercados y mirar los puestos sin agobios.
Fuimos al puerto pesquero que estaba muy muy tranquilo comparando con los que ya habíamos visitado por todo el país.
Y de camino al aeropuerto paramos en el
Monumento del Renacimiento africano. Una mole de piedra que impresiona.
Con una vista general de Dakar nos despedimos de Senegal. Sin duda nos ha dejado huella este país. No podemos decir que la gente sea amable u hospitalaria como en otros lugares, excepto quizá en el Pais Bassari, pero tampoco se les puede reprochar nada ya que es un pueblo que ha sufrido y sigue sufriendo y es normal que estén a la defensiva ante unos europeos que quieren meterse en sus casas y conocer su cultura así sin más. Nos dejamos una parte del país para poder volver.
Djeredieuf Senegal!!
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