Teníamos
muchas ganas de conocer Bolivia, por su folclore y porque es uno de los países
más auténticos que nos quedaban por conocer.
Sin
duda Bolivia ha sobrepasado nuestras expectativas. Es un país lleno de rincones
impresionantes, gente amable, luz y espectáculo.
Nuestro
viaje empezó en Sucre. la capital de Bolivia.
Para ser la capital del país es una ciudad tranquila, de casa bajas y muy muy colonial
Llaman
la atención sin duda la "cholas", las cuales ahora no tienen motivo
de vergüenza ya que son reconocidas como lo que son...pura Bolivia y cultura
indígena.
Es una
de las buenas cosas que ha hecho el gobierno de Evo y ahora ocupan puestos
importantes cuando anteriormente tenían prohibido hasta el paso por la plaza
central.
Después del primer contacto con la ciudad y dar unas cuantas
vueltas nos fuimos al mercado donde empezamos a disfrutar de los maravillosos
zumos recién exprimidos que no abandonaríamos en todo el viaje.
Nuestro hotel Hotel San Marino Royal, está perfectamente
situado, en el mismo centro y nos resultó confortable. Yo diría que es bastante
recomendable.
Otra de las cosas curiosas son las Cebritas que hay por toda
la ciudad y que se encargan de recordar a los conductores que deben respetar los
pasos de cebra y los semáforos, cosa que no tiene muy claro y que gracias a
ellas están empezando a hacer.
Dan educación vial y de paso trabajo a parte de la sociedad que
lo tenía difícil de otra forma.
Y después de un día muy largo y un mate de coca en Metro,
nos fuimos a cenar al mercado y cenamos una de las cosas más típicas que puedes
tomar en Bolivia... Api y pastel de queso.
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