¡¡¡¡2018!!!
nos levantamos tempranísimo y empezamos el año con alegría, un buen desayuno y
dispuestos a darnos una atracón de paisajes y naturaleza. Cambiamos el sentido
de nuestra ruta del día (y año) anterior y nos fuimos hacía Caloura con parada en el mirador de
Ponta da Agua de Pau
Y no hay nada como empezar el año con estas
vistas. Pero queríamos mucho más así que seguimos nuestro camino hacia Caloura.
Aquí se encuentra el Convento de
Caloura de estilo Barroco que ya sabíamos que no íbamos a poder visitar ya que
es privado. La iglesia del convento la Igreja de Nossa Senhora das Dores
originó el culto del Cristo de los Milagros cuando el Papa Pablo II ofreció la
imagen del Cristo a las monjas para proteger la estatua de los numerosos
ataques piratas.
Este sitio debe estar a rebosar
en verano, pero ahora el primer día del año y a estas horas, era todo para nosotros.
Piscinas en el mar y zona de baño con unas
vistas geniales. Dimos un corto paseo por la costa antes de seguir camino.
Y
así llegamos a Vila Franca do Campo, una de las antiguas capitales de las
Azores
Un terremoto destruyó la ciudad y por este
motivo fue desplazada la capital a Ponta Delgada
De nuevo una ciudad casi desierta, solo
hombres en los bares...pero casi ni un alma por las calles. Eso sí, las
iglesias que pudimos visitar fue por que empezaba o terminaba una misa a la
cual habían acudido todas las mujeres...y algunos hombres
Y como no podía faltar en ninguna ciudad de
Azores que se precie...nos encontramos el Belen...este con representaciones de los principales edificios de la ciudad
Esta
ciudad es sobre todo famosa por el Islote de Vila Franca
Resultante de un crater sumergido es ahora
una curiosa formación que ha creado una especie de lago abierto al mar en su
interior. Debe ser una gozada bañarse allí en verano.
Seguimos nuestra caminata por la ciudad disfrutando
de las vistas y de la tranquilidad.
Seguimos nuestra ruta hasta Faial da Terra,
que parecía muy cerca, pero la carretera para llegar te mete por el interior y nos
costó casi 40 minutos.
Caminamos un rato por la playa de piedras
negras, pero habíamos venido hasta aquí sobre todo para hacer una ruta circular
que llega hasta el Salto do Prego y vuelve por Sanguinho.
Con alguna pendiente y bastante humedad
empezamos el año sudando un poquito pero disfrutando como enanos de nuestro
alrededor.
Llegamos al Salto de Prego que está en el
punto más alto del recorrido y el más alejado también.Así que empezamos la vuelta pero por el interior para poder pasar así por el pueblo de Sanguinho
Al principio pensamos que era un pueblo
abandonado en mitad de la montaña, con farolas en las calles y casas desiertas...conforme avanzábamos ya nos íbamos encontrando casas cerradas y
que seguramente en verano estarán habitadas.
Nos encantó el pueblo. Prácticamente comido
por el verde y sin acceso para vehículos. Un paraíso.
La bajada fue un poco peligrosa ya que hay
mucha pendiente y como el suelo estaba húmedo había que ir con muchísimo
cuidado para no darse un buen culazo. Al final unos 5 Km y unas 2h.
Encantados de como había empezado el año
seguimos camino hacia Povaçao donde pensábamos comer.
Aquí el belén está por toda la ciudad, en
cada trozo de jardín y calle peatonal hay figuras del belén.
Recorrimos el pueblo buscando un sitio
para comer pero fue completamente imposible, estaba todo cerrado y en un bar
nos recomendaron irnos a Furnas.
Así que para allí nos fuimos. Al principio
parecía que íbamos a correr la misma suerte ya que se había hecho un poco tarde
y los restaurantes estaban cerrados o ya no servían comidas. Al final pudimos
encontrar un restaurante donde comernos el famoso cocido de Furnas.
Acabamos a punto de reventar...comida única
del día ya que no creíamos poder volver a comer nada más hasta al menos el día
siguiente.
Paseamos para bajar la comida hasta los
jardines donde se encuentran las fumarolas y que por supuesto tenían montado un
belén.
Aspiramos bien el olor a huevo podrido que
desprenden las fumarolas y recorrimos los jardines hasta prácticamente que se
hizo de noche.
Y nos fuimos a bañarnos a la Poza de Doña
Beija. 5 pozas de agua termal que se encuentran a unos 40ºc. Nos quedamos como
nuevos.
Nos volvimos a Punta Delgada y después de un
buen baño con jabón salimos a pasear por la ciudad y así seguir bajando el
cocido de Furnas que no nos iba a permitir cenar tal y como habíamos imaginado.
Y con el encuentro con un nuevo belén
terminamos nuestro primer día del año. Ojala todos los días del 2018 sean igual
de buenos para nosotros..
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