Madrugamos
para hacer la cola y visitar el Parlamento, uno de los platos
fuertes de esta ciudad.
La
verdad es que no hizo falta hacer ninguna cola, entramos en seguida a comprar
la entrada de la visita que ha de ser guiada y que además es en español.
Nos
dieron cita para las 11:30h por lo que teníamos tiempo suficiente para ver el
Museo etnográfico que se encuentra justo enfrente.
Una
suerte que no nos dieran cita para más tempranos porque este museo no teníamos
pensado visitarlo y la verdad es que merece mucho la pena.
La
entrada es espectacular, solo por la sala central ya merece la pena.
Varias
exposiciones de folclore y etnografía húngara, trajes, fotos....
Interesantísimo
para conocer un poco del pasado tradicional de este país, así como de sus costumbre,
trajes típicos, fiestas.
Y a demás de ser un museo la mar de entretenido e interesante esta en un lugar maravilloso
Y llegó la hora de nuestra visita al Parlamento
Acompañados en todo momento de la guardia del
Parlamento y con una guía en español visitamos el majestuoso Parlamento.
Coincidió un cambio de guardia en el interior
lo que hizo la visita más interesante si cabe.
Este edificio se compone de dos partes
completamente simétricas por lo que una está libre para visitas y la otra se
ocupa para "trabajos oficiales".
Pudimos ver la real corona con su cruz
torcida (nadie sabe porqué), ya habíamos visto la réplica en la basílica.
Es un impresionante Parlamento para un país
pequeño, el motivo es que llegó a ser el Parlamento del imperio Austrohúngaro
que además de Austria, Hungría tomaba parte de Rumanía, en concreto
Transilvania.
La gran sala donde se reúnen los políticos
para tomar las decisiones de este país, o para dormir la siesta si es que hacen
como en España, tiene una ventilación
natural que consiste una serie de tuberías que bajo suelo llegan al exterior.
En verano ponen grandes cantidades de hielo
para enfriar el aire que entra en la sala y el invierno caldean la entrada.
Una curiosidad son las bandejas para dejar
los puros que hay en todos los pasillos.
Dentro de la sala no se podía fumar y salían
al pasillo a fumarse sus grandes puros, en la actualidad ya está prohibido
fumar también aquí.
Y así finalizamos la visita y comenzamos el
regreso hasta La Ópera, pero antes pasamos por el museo de Art Nouve para ver
la fachada ya que según lo que habíamos leído en internet no merecía mucho la
pena visitarlo por dentro.
Compramos la entrada de la Opera para
asegurarnos la visita y comimos por los alrededores, de nuevo fenomenal.
Y llegó la hora de la visita a la Opera
Otra maravilla más que es necesario visitar,
se puede hacer a las 15:00h o a las 16:00h y hay grupos en varios idiomas.
Entramos directamente a la sala de conciertos,
es lo más espectacular de la visita, te entran ganas de escuchar una ópera a pesar
de que no te gusta nada la ópera.
Hay un palco real al que nadie accede, solo
una vez acudió el rey de Austria, fue el día de la inauguración y se fue a
mitad del acto.
El arquitecto de esta ópera es el mismo que
el de la ópera de Viena y dice la leyenda que el rey pidió al arquitecto que no
hiciera la ópera de Budapest tan grande como la de Viena para asegurarse así
que esta sería siempre más importante.
Pero el día de la inauguración, dicen los
hungaros, el rey se fue enfadado porque efectivamente el arquitecto había
construido una ópera más pequeña en Budapest pero el rey olvidó exigirle al
arquitecto que no fuese más bonita que la de Viena.
Actualmente a este palco solo pueden acceder
3 personas, los 2 más altos cargos del país y la mujer de la limpieza.
Pero la sala de conciertos no es la única
sala que se visita, las escaleras y sala por donde entraba la realeza son
majestuosas.
Es tan hermosa que el arquitecto por miedo a
que los reyes no pudieran verla, ya que estos debían subir las escaleras y entrar
sin mirar nunca hacia atrás, colocó un enorme espejo enfrente de las escaleras
para que conforme los reyes iban subiendo pudieran tener una vista total de la
sala.
Terminamos la visita y aún teníamos tiempo de
ir al Mercado Central antes de pasar por el piso y coger el bañador para ir al
Gellert.
Por fuera el edificio y todo lo que hay
alrededor es una maravilla y por dentro tiene su encanto.
La mayoría de puestos son de souvenirs
Después
de aclararnos con las complicadas taquillas a las que se accede por un
laberinto de salas y pasillos nos dimos el baño deseado en el sitio donde se
grabó el anuncio de los cuerpos Danone.
No hace
falta lucir un cuerpo Danone para poder disfrutar de estas piscinas, la grande
con el agua normal y la pequeña con un agua a 38ºc.
El
sitio es precioso tanto por fuera, las salas de recepción y por supuesto la
piscina.
Salimos
perfectos y relajados para seguir descubriendo (otro día ya) más lugares de
Hungría.
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