domingo, 10 de noviembre de 2019

Croacia 2019 - Plitvice


Uno de los platos fuertes del viaje era sin lugar a dudas el parque nacional de los lagos de Plitvice
Nos alojamos en un hotel maravilloso muy cerca del parque House Rustico Rudanovac 
Lo recomiendo por su cercanía al parque y porque aquí encontramos a la croata más simpática de todo el país. Además de que nos lavó y planchó absolutamente toda la ropa del viaje sin ningún coste.
Llegando al hotel vimos por internet que es recomendable comprar las entradas con antelación. No lo habíamos hecho y además no puedes comprarlas con menos de 48 horas de antelación.
Así que gracias a este despiste nos tocó madrugar y salir a las 6 de la mañana para hacer cola e intentar entrar en el parque.
Gracias a este despiste conseguimos entrada de 8:00h a 9:00h (las entradas son por horas de entrada), después de hacer una larga cola y disfrutarlo con una cantidad de gente soportable.
Y digo esto porque cuando estábamos saliendo del parque a medio día, en las pasarelas ya había tanta gente que en lugar de pasear parecía que estaban haciendo cola.
Hay varios recorridos en el parque, nosotros elegimos hacer el H, es el más completo y lo ves todo.
No nos defraudó. Es una maravilla.
Es Patrimonio Universal de la UNESCO desde 1979
Tiene ni más ni menos que 30.000 hectáreas de bosques, sobre todo de hayedos.
Y este señor parece ser el fundador del parque
Cada uno de los lagos es una maravilla en sí mismo y te vuelves loco queriendo representar esa belleza en miles de fotos que no puedes parar de sacar.
A los lagos y los bosques hay que añadir las miles de cascaditas que encuentras por el camino.
Tardamos 5h en hacer todo el recorrido, incluido el paseo en barco por el lago superior.
A la salida nos alegramos mucho de haber madrugado y de haber podido disfrutar del parque sin la marabunta que estaba entrando.
Fuimos al restaurante del hotel y nos invitaron a una cerveza de bienvenida.
Y a comer al hotel.
Hay de todo, paellero para brasas, lugares cubiertos para comer al aire libre y hamacas.
Después de comer decidimos descubrir los alrededores del hotel
Cogimos la EJ38, 2,5 horas por esta ruta que nos encantó.
Y a cenar al Vila Velebita, el restaurante que pertenece a los dueños del hotel.
Ternera lechal cocinada bajo campana, el plato típico de la zona. Super recomendable.
Y por la mañana después de un buen desayuno partimos con destino a otra zona completamente distinta. Istria.

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