En unos días de calor asfixiantes visitamos
San Antonio de Areco, una ciudad de Gauchos con interesantes museos, entre
ellos uno dedicado al pintor Molina Campos, pintor que conocemos gracias a
nuestros amigos y que nos encanta.
Nos alojamos en una maravillosa posada llamada Posada de la Plaza, fantástico el lugar y la casa que disponía de todas las comodidades, además de estar muy céntrica
La primera visita la hicimos a la Parroquia
de San Antonio de Padua.
Entre los años 1710 y 1714 hubo
varias invasiones de indios, que mataban, destruían, quemaban y hacían grandes
estragos sobre la población. A consecuencia de ello la gente del pueblo de
Areco hizo la promesa a San Antonio de Padua de construir una capilla en su
honor si se veían libres de los indios. Parece que lo consiguieron (no quiero
imaginar como) y por eso construyeron la iglesia en 1720.
Andamos un poco por la Plaza
principal y a comer en un sitio que esté fresquito. Yo había pasado mala noche
con mi estómago y este día me salte las comidas, pero elegimos un lugar, aparentemente
regentado por vascos (por las banderas que colgaban del techo), que además de
estar muy bien decorado servían unos platos con muy buena pinta que yo no pude
degustar. Eso sí, empecé mi dieta a base de té de Boldo.
Y de ahí al río, para ver el
puente viejo. La verdad es que la población está un poco dejada, las calles
están destrozadas y nada cuidadas, posiblemente porque hubo una riada que
destrozó el pueblo y no ha habido dinero para reconstruir el trazado de la
ciudad o se ha gastado en otras cosas.....
El puente viejo pintado de
rosa.....sin comentarios.
Vimos algún gaucho por la ciudad camino precisamente del Museo Gauchesco
Tuvimos que dar una gran vuelta
para llegar a causa de una obras pero al final lo conseguimos.
El museo sufrió los estragos de
la riada pero actualmente está completamente reconstruido y según nos
explicaron las obras fueron restauradas por los trabajadores del ayuntamiento
(incluidos los vigilantes) que aprendieron el oficio para entre todos abrir lo
antes posible los museos de la ciudad.
Y la última parada tenía que ser
la más esperada, el Museo de las Lilas.
Después de un audiovisual que nos
contaba un poco la rutina gauchesca de aquellos días pasamos a ver una
exposición de los cuadros de Molina Campos.
De camino a la Posada pasamos por
la casa española.
Y la Parroquia de San Patricio,
una iglesia irlandesa que se construyó debido al gran número de irlandeses que
emigraron a estas tierras.
Al día siguiente empezamos con
una visita que ofrece la oficina de turismo gratuitamente al cementerio de la
ciudad.
Una de las tumbas más
interesantes es la de Segundo Sombra, el personaje de la novela del famoso
escritor de esta ciudad Ricardo Güiraldes que fue un personaje real y está
enterrado aquí.
Sin duda una visita interesantísima y muy bien conducida por la guía
EL Museo de la Usina, pequeño
museo con diversos objetos antiguos.
Es sorprendente encontrar siempre
en estos museos, da igual el país o continente, una máquina de coser Singer.
Y nos fuimos a comer a una de las antiguas Pulperías de la ciudad. La esquina de Merti
El sitio maravilloso y la comida
muy buena, yo aún recuperándome me tuve que conformar con una pechuga a la
parrilla.
Después de comer hicimos una ruta
andando visitando las antiguas fachadas de la ciudad.
Llegamos al museo La Recova que
estaba cerrado.
Pero el que si que encontramos
abierto fue el de Gasparini.
Y dentro del museo quien mejor
para explicártelo que el propio pintor.
Interesantísima visita, mi
favorita, que acabó con regalo del pintor que nos dio una lámina con uno de sus
dibujos.
Y así terminamos nuestras visitas
a la ciudad, era tiempo de volver a Buenos Aires, pero antes haríamos una
paradita en Capilla del Señor.
Visitamos su iglesia principal y
dimos una vuelta por el centro.
Disfrutamos de la zona a pesar
del calor.
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