En
autobús llegamos a Alesund.
Aprovechamos las horas que teníamos para para ver la ciudad.
No teníamos
mucho tiempo pero fue el suficiente para recorrer la ciudad y ver su casco
antiguo.
Calles
empedradas que acabaron con las ruedas de nuestra maleta y como en cada ciudad
de Noruega una vista al mar.
Una curiosidad fue la tienda de antigüedades a la que entramos
Desde
esta ciudad seguimos camino en autobús hacia la ciudad de Strym donde
pasaríamos la noche.
Llegamos
ya de noche y aunque habíamos avisado de la hora en la que llegaríamos nos
llevamos una sorpresa puesto que en el campin donde habíamos reservado una
cabañita no había nadie para recibirnos.
Menos
mal que había un grupo cenando en la terraza de una cabaña y además sabían
donde viven los dueños.
Nos
fuimos para allí la Nenica y yo y ¡eureka!, hablamos con la dueña que solo le
preocupaba lo oscura que estaba entrada mientras que a nosotros nos preocupaba
la falta de profesionalidad y que casi nos dejan en la calle.
AL
final nos dieron las llaves y pudimos dormir bajo techo.
AL día
siguiente la Nenica consiguió un descuento del precio por el susto que nos
dieron (no sin insistir) y salimos para la estación de autobuses donde cogeríamos
uno para ir a ver el glaciar
Brikdalsbreen.
El
camino hacia allí ESPECTACULARRRRR
El
sitio es una pasada, hay que andar un poco hasta llegar al glaciar pero el
paseo merece muchísimo la pena.
El
glaciar que termina en su parte más baja en un frío lago es maravilloso.
Al
bajar nos volvimos a encontrar a nuestros amigos maños que ya habíamos
encontrado en diferentes lugares de Noruega.
Volvimos
a Strym desde donde cogeríamos otro bus hacia Bergen
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