jueves, 9 de octubre de 2014

Alemania 2014 - Coblenza

Pasamos un fin de semana en el Rin Romántico con nuestros amigos....la base en Coblenza y desde allí visitamos la orilla del Rin
Después de que Jose pasara el mal trago del avión aterrizamos en Hamn donde cogimos nuestro espectacular coche
6 viajeros perfectamente acomodados hacia nuestro Hotel Burgschaenke




A 10 Km de Coblenza, comodo, comfortable, con grandes habitaciones y muy muy simpáticos recepcionistas, incluso alguna de ellas sabía hablar español.


una vez instalados salimos para Coblenza, nos metimos en el restaurante Adagio que muy acertadamente nos habían recomendado en el hotel.
Nos llamó mucho la atención el vasito que pusieron para la Cocacola

Nos pedimos unos trozos de carne y unas cervezas....que no falte de ná.
Y variedad de tartas para salir llenitos a ver the night of Coblenz


Dimos un paseo por la ciudad, primer contacto y rápidamente nos pusimos a hacer planes para visitar esta ciudad que prometía.



El Rin que lo embellece todo y el castillo que se ve desde nuestra orilla y al que se puede llegar con un teleférico

nuestra visita a Coblenza empezó a la hora de comer, ya que anteriormente habíamos visitado otras partes del Rin y decidimos volver para comer aquí.

Decidimos comer en el restaurante Einstein a pesar de que no tenían salchichas en el menú y algunos querían probarlas (no yo).

Decisión acertada ya qeu todo estaba buenísimo.
Un poco lentos, eso sí.
Empezamos por el castillo, por eso de que era una de las visitas que el día anterior, después de nuestro paseo nocturno, más nos había apetecido.
después de un paseo por la orilla fuimos a comprar unas carísimas entradas al castillo con viaje en teleferico. La de la taquilla, nada simpática, se hartó enseguida de los españolitos que querían descuentos por todo...student...teacher...handicap....al final solo por handicap y solo un euro..si lo sabemos que le den a la de la taquilla.
ya en el teleferico empezó la lluvia que nos acompañaría toda la tarde..


Ya dentro del castillo nos topamos con las garitas...que diern bastante juego

Fernando es el único del grupo que me deja poner fotos donde el aparece, así que aquí está:


yo diría que lo mejor del castillo son las vistas, hay diferentes exposiciones sin un solo cartelito en inglés..todo en alemán.



corriendo de un lado a otro porque cuando menos te lo esperabas caía un chaparrón que nos obligaba a resguardarnos en alguna de las exposiciones



uno de los vigilantes de una de las exposiciones me recordó que no se pueden tocar  los objetos, cuando ya estábamos saliendo de la sala, porque le había señalado a Juanjo una rueda de una coche antiguo...se aburría el pobre..qué le vamos a hacer!



Una vez agotadas las posibilidades que dan el castillo de Coblenza nos volvimos hacia el teleférico para bajar a la ciudad y seguir visitando algunas cosas...con permiso de la lluvia que había parado un momentín.


desde el teleférico...reportaje fotográfico


La siguiente parada fue la Basílica del St Castor.




Es la iglesia más antigua de Coblenza y del Palatinato (que es como se llama esta parte Alemania)

Y es Patrimonio Mundial.


y de aquí a la otra visita imprescindible el Deutches Eck



significa "el córner alemán" imagino que es porque desde aquí se ve perfectamente la confluencia de los 2 principales ríos que pasan por la ciudad, el Mosel y el Rin



Puedes subir hasta arriba, lo cual merece mucho la pena, y disfrutar de las vistas bordeando el monumento




Una vez bajamos del monumento y después de que algunos se comieran una nada apetecible (para mí) salchicha comprada de unos puestos tipo feria, seguimos caminando por la ciudad para ver su arquitectura y disfrutar de las pocas horas de luz que nos quedaban.



Nuestro objetivo fue encontrar unas cervecerías que habíamos leído en internet que eran las más antiguas de Coblenza...yo no me voy nunca de Alemania sin tomarme una cerveza negra en una cervecería.

y andamos....
y andamos

y le dimos la vuelta a la ciudad
pero al final lo conseguimos
y así terminamos nuestra visita a esta ciudad, volvimos al hotel con la intención de cenar allí, cosa que no fue posible y acabamos cenando en un resturante italiano regentado por un indio.
Un buen final para un buen día...



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