Al día
siguiente salimos hacia Lincoln, antes queríamos desayunar pero todo estaba
cerrado y abría a las 11.
Encontramos un sitio para desayunar en un centro comercial, no era lo que buscábamos pero el hambre pudo más..
Paramos en un super típico pueblecito para dar una vuelta antes de llegar a Lincoln.
Llegamos
a Lincoln en un poco más de una hora y después de aparcar nos dirigimos
directamente hacia la catedral.
No
habíamos pensado que nos íbamos a encontrar un edificio de las magnitudes de
esta espectacular catedral.
impresionante tanto por fuera como por dentro
pagas
la entrada que sin duda merece la pena, conseguimos unos descuentos de
estudiantes gracias a una amable taquillera ya que no todos llevábamos los
carnets (alguno ni siquiera lo tiene).
Además hay leyenda y todo, se trata de una pequeña escultura
que representa a un pequeño demonio con las piernas cruzadas que tienes que
encontrar en una de las columnas, hicimos un poco de trampa ya que en la tienda
de suvenir hay una foto donde te indica cómo encontrarlo.
La leyenda dice que mientras se construía la catedral habían
2 demonios rompiéndolo todo, consiguieron coger a uno que es el que quedó
dentro de la catedral.
casi 2 horas de visita y eso que pasamos de la visita guiada..
En la
oficina de turismo nos explicaron que el castillo se encuentra prácticamente en
obras por lo que decidimos no visitarlo por dentro y darle simplemente una
vuelta.
Comimos
acompañando con una cerveza de frutos del bosque.
Nos acercamos al museo de historia de Lincoln y la verdad es que fue bastante interesante y divertido.
Del museo fuimos al Mill (molino) que aun queda en la ciudad como simbolo de los que hubieron.
una hora perfecta de luz para admirarlo
seguimos caminando por la ciudad quemando nuestros últimos cartuchos antes de ponernos a buscar un local donde tomar nuestro té de la tarde y probar los tradicionales scones
Yo prefería un café pero no me privé y elegí unos scones con queso
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