Nos despertamos muy muy temprano ya que a las
6'30 de la mañana teníamos que estar en el aeropuerto donde se formaba un
reducido grupo de viajeros para llevarnos al aeródromo desde donde salía la
avioneta que nos llevaría a La Macarena
Íbamos con poco equipaje y controlando peso, ya que al comprar el vuelo nos habían advertido que se pagaba por cada kilo que superase los 80 (yo en el límite) y que no se podía llevar más de 10kg de equipaje.
Ya hemos subido en pequeñas avionetas otras veces, así que esta no nos sorprendió demasiado (si lo haría la de la vuelta). El vuelo fue bueno y llegamos sin problemas a la deseada Macarena, donde se encontraba uno de los platos fuertes del viaje Caño Cristales.
Primero unos vídeos preparatorios y obligatorios donde te explican las miles de precauciones que hay que tener y te plantan una pulserita (sin ella no puedes acceder a las excursiones) como que ya estás enterado de todo.
Nos habría encantado saber antes de ir que no
te puedes poner protección solar para acceder al parque, por que habría
estado genial llevar mangas largas y un sombrero de esos que te tapan el cuello
(todas estas partes acabaron el viaje bien morenitas). Tampoco te puedes poner
protección antimosquitos, pero realmente esto no hizo falta mientras estábamos
de caminata ya que las excursiones terminaban todas antes de las 6 o 7 de la
tarde..
Dejamos todo en el hotel y nos fuimos hacia
el embarcadero ansiosos por llegar a la zona protegida. Nuestra primera
caminata sería hacia Caño CristalitosPor el camino vimos algunas tortugas
llegamos a tierra firme y andamos por sitios donde hace no demasiado las plantaciones de coca invadían el terreno
llegamos a una zona de protección de tortugas donde trabajan voluntariamente nuestros guías Nilson y Walter. A esta zona no se puede acceder si no es guiado, por no perderte y sobre todo para asegurar que nadie destroce esta maravilla única en el mundo.
Y al fin llegamos al río Caño Cristalitos. El
sol brillaba y esto hizo que la primera visión fuera de lo más
deslumbradora...todos los fuertes colores del fondo del río se mostraban para nosotros. Yo no podía parar de hacer fotos.
Éramos un grupo de 8 personas, 4 colombianos,
2 franceses y nosotros junto con nuestros 2 guías.La culpable del vistoso rojo del fondo del río es la planta autóctona Macarenia Clavíjera. Esta planta no se encuentra en ningún otro lugar del mundo.
Por supuesto está prohibido bañarse en las partes del río donde se encuentra esta planta, pero hay zonas maravillosas donde sí que te puedes bañar...y yo no iba, por nada del mundo, a perder esta oportunidad.
Y a pie de río, y mientras nos secábamos un poco, nos comimos nuestra comida envuelta en hoja de plátano. Nos sentó de maravilla.
Los colombianos comen en el mismo plato arroz, yuca y platano, que es lo que en España diríamos pan con migas.
Ya comidos y secos continuamos nuestro paseo por Caño Cristalito. Subimos a un mirador donde había una vista fantástica desde la cual podíamos hacernos una idea de donde nos encontrábamos.
Después de una buena ducha salimos a ver la ciudad. Se ve enseguida y lo más representativo es su iglesia.
En ella se encuentra una versión colombiana de la última cena.
Segundo día en la Macarena y hoy tocaba ya ir a Caño Cristales
Paseo en barca de nuevo hasta llegar a una zona donde nos esperaban unos Jeeps que nos acercarían a la zona protegida de Caño Cristales
Esta vez a demás de las tortugas vimos algunos lagartos enormes.
Andamos sobre 1h antes de llegar al río.
En la primera zona aun no se apreciaba la Clavijera pero si una alga verde que también le da al río un color especial.
Llegamos a una de las piscinas donde está permitido el baño y nos refrescamos. El calor era fuerte aunque bastante soportable.
¡¡¡¡Alucinante!!!
Una acuarela que el sol nos hizo el favor de entregarnos, ya que no habría sido lo mismo si hubiera salido nublado. Para poder disfrutarlo es necesario que brille el sol y este día el sol se portó genial.
Llegamos a una zona llamada Los Ochos. Se le llama así por la cantidad de agujeros formados por las corrientes del río.
Toda esta región hace muy pocos años estaba
tomada por la guerrilla por lo que visitarla era menos que imposible. Por este
motivo a lo largo de nuestro viaje por Colombia la gente que hemos conocido no
ha tenido la posibilidad de estar aquí. Nos sentimos bastante privilegiados por
conocer una de las maravillas del mundo, aun no demasiado conocida, pero que
estoy seguro que en algún momento va a convertirse en un destino internacionalmente
codiciado.
Como yo soy muy preguntón, no perdí la
oportunidad de hablar con nuestros guías y preguntarles por sus experiencias en los últimos años y por cómo era la vida aquí.
2 historias diferentes. Uno de ellos fue
enviado por sus padres junto con sus hermanos a otra región de Colombia para
evitar de este modo que los alistaran en la guerrilla. "No hace falta
tener más de 12 años para que venga la guerrilla y te lleve con ellos y de ahí
ya no se sale" nos contaba, y añadía, "bueno sales muerto o
encarcelado".
Terminamos un día intenso de caminatas y
baños y nos fuimos al hotel a descansar y tomar alguno de los exóticos zumos
que no vamos a encontrar en España. A parte de nuestro favorito, que es limonada de coco, aquí probamos el zumo de Borojo y el de Azará
Por la noche estuvimos en un espectáculo
donde bailaban joropo, el baile típico de esta zona.
La mayoría eran colombianos y nos contaron lo que estaban progresando en cuanto al turismo, como habían levantado cabeza partiendo de una situación complicadísima, como habían rechazado la oferta de grandes hoteles a los que no se les iba a permitir asentarse en la Macarena y como iban a tratar de vivir del turismo sin por esto dañar su entorno privilegiado....a mí me convencieron.
Tercer día en La Macarena y hoy tocaba hacer
la ruta del Salto del Águila
Aquí nos despedíamos del resto de nuestro
grupo y nos quedábamos solos con Walter, ya que ellos volaban de vuelta.
Nosotros habíamos cogido 2 días más para seguir alucinando y no perdernos nada
de nada.....y no nos arrepentimos.
Es una ruta un poco más durilla pero con
varios chapuzones..no se hizo pesada para nada y pudimos seguir disfrutando del
río llamado "El río de los 7 colores"
Acorralé un poco a nuestro guía. Quería saber
cómo fue su experiencia. En su caso se dedicaba a descargar los camiones que
traían litros y litros de alcohol para los guerrilleros. Nos contó que los guerrilleros prácticamente
se pasaban el día bebiendo y jugando y que el pueblo tenía muchísimo comercio
entonces ya que los guerrilleros tenían muchísimo dinero para gastar. También le pregunté
que había sido de todos ellos y me contó que a solo 45km de allí
había un campo de concentración donde los habían llevado a todos..
Una cosa de la que me di cuenta hablando con ellos
es que para los colombianos es importantísimo contar su historia y agradecen
que les preguntes y que muestres interés. Quieren que se sepa lo que ha
pasado, como lo han sufrido y que no se quede como una simple anécdota a vista del resto del mundo.
Puede ser por esto que el acuerdo de paz no sea lo bueno que desde fuera
pensamos que es y por esto también ellos votaron NO a dicho acuerdo.
Último día en La Macarena y aun nos quedaba
por ver la parte más local, donde la gente acude a pasar el día y bañarse sin
necesidad de mezclarse con los turistas. Cañopiedra.
Hicimos un trayecto en el jeep y llegamos a
una zona de riachuelos. Walter nos contaba cómo han tenido que educar a la gente
del pueblo para que comprenda que no pueden hacer lo que han hecho toda la vida,
que es bañarse en el río, pisar la plantas...en definitiva destrozar el
entorno.
Por un lado lo comprendes perfectamente pero
también hay que ponerse en la piel de los habitantes de la Macarena. Ahora
vienen los turistas, ocupan los lugares privilegiados...¿y nosotros qué?¿no
podemos ir el domingo a pasar el día?.
Por esto se les ha dejado esta zona de
Cañopiedra, donde la planta clavíjera está por menos sitios, para que disfruten
de su entorno y puedan darse baños en el río. Aunque es menos espectacular es
una zona preciosa y espero que sepan cuidarla.
Después del recorrido por Cañopiedra llegamos
a una granja donde nos bebimos el agua de un coco y pasamos un buen rato con las
diferentes aves y guacamayos.
Y a nuestro hotel Punto Verde a comer, que por la tarde teníamos que
coger la avioneta. Comí un plato típico de aquí llamado Cazuela amarilla.
y ya preparados nos fuimos con nuestras
mochilas hacia el aeropuerto de juguete desde donde saldría la avioneta más
pequeña a la que nos hemos subido nunca....y nos hemos subido a avionetas muy
pequeñas.
Pero me gustaría que alguien hubiera grabado la
cara que pusimos, cuando vimos que el equipaje de los 6 que íbamos a subir en el
avión lo traía un burro.
El primer problema ¿donde metemos las 2 gallinas?...después
de varias discusiones entre el piloto y el copiloto decidieron que una de las
gallinas se quedaba en tierra y que los 4 cartones de huevos los repartían
debajo de los asientos....esto no es broma.
Un poco estrechitos, pero sentados y con los
cinturones puestos, despegamos estando en primerísima fila y viendo todas las
maniobras del piloto...muy emocionante e interesante, pero no apto para quien
tenga miedo a volar.
Y así terminó nuestra aventura en La
macarena. Un sitio excepcional, lleno de gente alegre y hospitalaria que tuvo
la mala suerte de vivir en un lugar con suficiente terreno donde crecía la coca
y así atraer la guerrilla, pero que ahora, si saben hacerlo bien, tiene un
futuro muy prometedor.
Aterrizamos en Villavicencio y allí le hice
una foto a esta advertencia que me pareció como mínimo curiosa.
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